lunes, 10 de diciembre de 2012

El arte del mal negocio


La desproporcionada influencia de Wall Street sobre la economía de EE.UU. ha causado grandes problemas en los últimos años, empezando por la crisis subprime.   Hay uno que no se hace notar tanto; esto es,  que paraliza la innovación.
Para entender cómo hay que mirar hacia la última víctima el, en otros tiempos, todopoderoso Hewlett-Packard. Es difícil pensar en una empresa que ha sido tan amada y, más recientemente detestada. HP,  formada por dos ingenieros, comenzó en un garaje en 1939 y llegó a simbolizar la cultura de la creatividad  de Silicon Valley. Pero eso fue entonces. Durante más de una década, HP ha estado plagada de mala gestión, despidos y unos márgenes de beneficio mínimos.
El verdadero problema de HP (que lo es también del resto de corporaciones occidentales) - es una adicción a la compra de crecimiento a corto plazo; esto es, compra de otras empresas según sus balances de pago, en el caso de HP, la empresa Autonomy (una empresa de software), a expensas de la innovación que pueda producir beneficios y puestos de trabajo a largo plazo. Los ejecutivos están siendo recompensados ​​sobre la base del precio de las acciones y, por ello, actúan en consecuencia. Muchas de estas corporaciones han llegado a parecerse a las instituciones financieras,  gestionando sus balances como balances a corto plazo, mientras se deja de invertir en el futuro.
Durante las últimas tres décadas, las empresas que han sacrificado el crecimiento a largo plazo en beneficio del corto plazo han incluido, entre otros, a Kodak y Merck, ambas arruinadas. La lista es larga y crece día tras día. En el caso de HP, la compra de Autonomy se hizo para aumentar el precio de las acciones de la compañía por el traslado de su centro de atención de equipos informáticos e impresoras, que están bajo creciente presión de los productos de los competidores más baratos.
Sin embargo, los planes de integración no estaban claros, y los inversores sintieron que el precio que se pagó por Autonomy era demasiado alto. La administradora de fondos de Becker Capital Management, Pat Becker, quien vendió sus acciones de HP cuando se anunció la compra, dije, "La adquisición a cualquier precio es una mala estrategia." Pero una de las razones por las que HP se fue de compras por una empresa de software era, en primer lugar, que había perdido la capacidad de innovar desde dentro, al descartar su cultura.
Este tipo de “uniones” se hicieron comunes en la década de los 80, cuando los altos ejecutivos empezaban a provenir de las finanzas y no de la industria y la manufactura. Este cambio tardó en llegar a Silicon Valley, pero finalmente lo hizo.

Otra de las grandes fusiones de HP fue con la también empresa de hardware; Compaq. En opinión del analista Rob Cihra el objetivo principal de la fusión era aumentar el precio de las acciones de HP, aumentando el tamaño de la empresa, y después disminuyendo dramáticamente los puestos de trabajo. "No hubo ningún intento de integrar las dos empresas. La reducción de costes como resultado de la fusión se convirtió en el principal motor de crecimiento para los próximos años", dice Cihra. "Pero HP no creó valor. Lo estaba destruyendo." Una vez que llegaron las ganancias fáciles , las acciones cayeron precipitadamente.

Vale la pena señalar que las empresas más exitosas en el largo plazo son aquellas que verdaderamente valoran la innovación. IBM invierte al año dos veces más en I + D que HP  y desarrolla tanta tecnología propia como sea posible. Apple se dedica a peinar el mundo en busqueda de la mejor tecnología y posteriormente invierte en ella tanto dinero como sea necesario para construirla. Ambas empresas tienen sus acciones a unos precios que empequeñecen HP. 

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