lunes, 8 de octubre de 2012

Adiós,




Cuando Eric Hobsbawm murió el 01 de octubre, a los 95 años, fue descrito como el más grande de los historiadores de su época, incluso por sus antagonistas ideológicos. Aunque el Británico educado en Cambridge fuese un comunista impenitente que se negó a dejar de ser miembro del partido comunista Británico incluso después de salir a la luz los horrores de Stalin (de hecho, el partido le dejó a él; se disolvió pero él nunca lo dejó), sus trabajos no mostraron nunca rastro de Dogma.
Como historiador, estaba menos interesado en las acciones de los grandes hombres que en las vidas de las personas normales, cuyas luchas suponen el núcleo de sus trabajos más conocidos, los cuatro tomos  ("The age of...") de crónicas que van desde la revolución francesa hasta 1991.
Las obras de Hobsbawm, siempre escritas en una prosa tensa y lúcida, eran marxistas en su forma más ideal: Cosmopolita, humanista y enraizada en el estudio de sociedades desde abajo arriba, desde lo común hasta lo peculiar, desde el  hombre común.
Su fallecimiento es una triste noticia, en primer lugar porque es posible que nunca vuelva a haber un historiador así, y en segundo lugar, porque se desvanece un referente de la izquierda más real y posiblemente la única merecedora de elogios.Todo lo contrario a la izquierda que podemos encontrar hoy y que nos representa o pretende representar, la del progresismo barato que de cosmopolita tiene lo mismo que el pueblo que visité este fin de semana; Cebolla, Talavera de la Reina, Castilla la Mancha.